Kurdos by Manuel Martorell

Kurdos by Manuel Martorell

autor:Manuel Martorell [Martorell, Manuel]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Historia, Política
editor: ePubLibre
publicado: 2016-01-01T00:00:00+00:00


EL CINTURÓN ÁRABE

Por lo que se refiere a Irak y Siria, Ismet Cheriff Vanly, uno de los principales historiadores del pueblo kurdo, señala cómo la asimilación cultural, voluntaria o forzada, está en los fundamentos del Partido Árabe Socialista del Renacimiento (Baath), que gobernaría estos dos países durante toda la segunda mitad del siglo XX. Citando a Michel Aflak, uno de sus fundadores, de religión cristiana, Vanly asegura que la posición del Baath respecto a la cuestión kurda era intentar primero una asimilación voluntaria y que, en caso de no aceptarla, los kurdos tendrían que abandonar la patria árabe, entidad supranacional que, de acuerdo con esta ideología panarabista, se extendía desde el océano Atlántico hasta el golfo Pérsico. Pese a ello, los dos dictadores baasistas, Hafez al Asad y Sadam Husein, aun perteneciendo teóricamente a la misma formación política, enfocaron esta asimilación de forma distinta. De hecho, terminaron siendo enemigos irreconciliables. En Siria se aprovechó la actualización del censo el año 1962 para borrar del registro oficial a 120 000 kurdos. No se les reconoció la ciudadanía por entender que procedían de otros países, fundamentalmente de Turquía, o por no demostrar documentalmente haber nacido en territorio sirio, razón por la que pasaron a ser majtumín (indocumentados). Al año siguiente, el oficial de los servicios secretos Mohamed Talab Hilal elaboró un amplio informe en el que detallaba medidas concretas para resolver el problema. En resumidas cuentas, proponía sustituir la población kurda por árabes en una franja de terreno de unos 280 kilómetros de largo por 10 de ancho, desplazando unas 140 000 personas de más de 300 pueblos. Este plan recibió el nombre de Cinturón Árabe y también se disfrazó con un ropaje modernizador y socialista al incluir el establecimiento de nuevas explotaciones agrícolas cooperativas. Tras varios aplazamientos por motivos técnicos, el plan se puso en marcha a comienzos de los años setenta; en 1975 ya se habían traslado 4000 familias árabes de la tribu Walda e instalado medio centenar de granjas-modelo, según describe el profesor Jordi Tejel en su estudio Syria’s Kurds, History, Politics and Society.

Poco después, Hafez al Asad ponía fin a esta campaña de arabización. Aparte de la resistencia por parte de los kurdos, en este periodo el régimen baasista sirio se enfrentaba ya a la amenaza del integrismo islámico y los Asad, líderes de la minoría alawi, necesitaban el apoyo del resto de las minorías religiosas y étnicas —kurdos, cristianos y drusos, fundamentalmente— para reforzar la base social del régimen ante una población mayoritariamente suní que podía respaldar la creciente actividad de los Hermanos Musulmanes. Sin embargo, pese a este importante cambio de actitud de Hafez al Asad, el Baath sirio mantuvo su negativa a reconocer cualquier derecho político diferenciador, tolerando, en cambio, el uso de la lengua, el folclore y el mantenimiento de ciertas costumbres y celebraciones siempre que no se hiciera un uso ostentoso o político de las mismas. A finales del siglo XX, por ejemplo, se podía celebrar una boda con música kurda, pero no era posible que un restaurante público tuviera esa misma música como sonido ambiente.



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